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Estamos en lo que, en otros tiempos, se llamaba Canadá Bajo, o sea, hoy, Québec, en oposición al Canadá Alto, hoy, Ontario.

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Debemos de haber llegado a las cercanías de la ciudad de Québec - no sabemos cómo, ni por dónde: desde esta mañana, estuvimos viajando en una nube a ras de tierra, o sea, en neblina. Tenemos, como base para juzgar que estamos cerca de Québec, el ambiente especial de la carretera, que es el mismo en las proximidades de cualquier ciudad grande. Lo único diferente aquí es que, de vez en cuando, tienen, por encima de la calzada, un cartel grande y unas luces amarillas, con la siguiente admonición: "Si las luces guiñan Usted se está pasando de los 90 kms/hora". Probablemente será algún radar que detecta el exceso de velocidad y prende las luces. No sabemos cómo esto funciona cuando hay varios coches que llegan al mismo tiempo, pero probablemente todo el mundo verifica su velocidad, y aquel que estaba por encima del límite bajará la suya. De todos modos, nos parece una muy buena idea.

     Acabamos de visitar Ciudad Québec.

► La ciudad vieja de Québec, las callecitas pequeñas, angostas, cortas, torcidas, que se encuentran dentro de lo que, otrora, era las fortificaciones de circunvalación, y al lado de la ciudadela misma. El ambiente de las callejuelas, hay que reconocer que es bastante europeo: calles cruzándose a ángulos imprevisibles, pequeñas plazoletas, estatuas que pueden haber sido arrancadas de jardines parisinos.

► La ciudadela misma es una sucesión de murallas, pero todo parece muy poco auténtico, muy poco original; las piedras están cortadas demasiado nítidamente, a ángulo recto; no nos podemos imaginar que una fortaleza construida para usos prácticos, y probablemente bajo presión de acontecimientos mayores, haya sido refinada con tanta prolijidad. Lo que es cierto es que, hasta hoy mismo, es una base militar con su guarnición propia. Hablando con miembros de ésta, ellos nos aseguraron que sí, que estas murallas son originales, solamente que bien mantenidas. Si así lo dicen, así será, pero la impresión no es así.

► La casa de gobierno, en estilo renacentista francés. En lo alto de una colina, dentro del recinto de las fortificaciones viejas, el famoso castillo de Frontenac, que otrora era la residencia del gobernador pero que ahora fue reducido al estado de un hotel de superlujo.



Québec, con el castillo de Frontenac

► La calle del convento de las Ursulinas. Pero éste es un edificio moderno, mejor dicho de estilo no-moderno pero de construcción casi contemporánea porque el convento original del siglo XVII fue quemado y reconstruido varias veces.