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finalmente exitosa, con el descubrimiento de unos poquísimos ejemplares, casi fosilizados, de una especie casi extinta, los famosos paraborígenes llamados Colorados.

Para empezar, los Colorados no viven en Santo Domingo de los Colorados sino en unos cuatro parajes satélites, lo que es su buena suerte porque Santo-Domingo-No-de-los-Colorados, como tendría que llamarse, es un extenso arrabal sin atractivo y sin redención. También, nos enteramos de que, en total desacuerdo con los cuentos propagados por la industria turística, que afirma que en Santo Domingo de los (no) Colorados hay un famoso mercado de los Colorados, no hay tal mercado.

Logramos aprender que el puñado de Colorados, si bien dividido entre los cuatro parajes, obedece a un brujo domiciliado en uno de los parajes; a éste fuimos. Don Icanor, o sea el brujo, no estaba; no había nadie. En un complejo formado por un caserón y un tinglado del aspecto más común y vulgar, nos enteramos, por otros lugareños, de que los Colorados estaban en Santo Domingo.

- ¿Pero cómo puede ser, si por lo menos una docena de personas nos aseguró que >>no hay feria de los Colorados?
- No, feria de los Colorados no hay, pero van al mercado de los domingos de >>todo el mundo como todo el mundo.

Al mercado de todo el mundo fuimos. Incidentalmente, por qué será que toda la gente que nos decía que no había la feria de los Colorados que buscábamos, no usó un poco los sesos para decirnos que lo más parecido era el mercado de todo el mundo con los Colorados de yapa; quizás porque no tienen sesos.

De todos modos, en el mercado-de-todo-el-mundo, durante largo rato, no vimos sino todo-el-mundo vistiendo y actuando como todo el mundo; fue solamente después de una larga paciencia y de un meticuloso trabajo de cateo visual que, como ocurre a veces a un investigador totalmente dedicado a su búsqueda, nos sonrió la suerte: encontramos a nuestro primer Colorado, según la exacta imagen que hizo famosa esta rama paraborigen en el mundo exterior; o sea, yendo de arriba hacia abajo, que es también yendo de lo más conocido y típico a lo menos conocido.


Un verdadero Colorado                                                             Aquí, con una Colorada

!/ la cabeza, coronada con un tocado/peinado hecho de una pasta colorada del rojo del achiote profundamente entremezclada con los cabellos de la parte superior del cráneo, alisado, como un casquete en la parte superior del cráneo y en forma de visera hacia la frente, de aspecto tan compacto y rígido que es fácil creer que se trata de un objeto extraño como ser una cáscara de alguna fruta tropical, pintada, colocada a modo de tocado, estando la nuca y los costados de la cabeza totalmente afeitados, de manera que la escultura de pasta y pelos forma incluso un pequeño alerito todo alrededor del cráneo;
!/ la cara, pintada de líneas negras horizontales;
!/ el torso, desnudo, también pintado con rayas negras horizontales;
!/ colgando del hombro, un gran rectángulo de tela liviana como una sábana;