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épico porque enfrenta todos los altos y todos los bajos de la Cordillera; y aquí, aproximándonos al pueblo de Alluriquín, estamos otra vez en contacto con dicho oleoducto, la ruta y el oleoducto compartiendo este mismo valle. En comparación visual con el oleoducto de Alaska, es éste un juguete, pero debajo de su aspecto endeble se esconden grandes hazañas tecnológicas: en un recorrido de apenas más de 500 kilómetros, empieza a una altitud de unos 250 metros, sube a 1.500, baja, sube a 1.900, baja, sube a más de 4.000 metros de altitud, baja a 2.500 metros, sube a 3.700 metros, baja a 2.000, sube a 2.300, baja a 500, a 100, a 50, a 0.



Es gracias a este oleoducto que estamos comprando la nafta la más barata, después de la de México, de toda la Expedición; 6,5 veces más barata que en Panamá, 4 veces más barata que en Vespuccia; la nafta mexicana, a su vez, era solamente la mitad del precio de ésta, ecuatoriana, o sea 8 veces más barata que en Vespuccia y 13 veces más barata que en Panamá.

600 metros. Apareció otra vez la raza negra. El declive se volvió todavía menor. Estamos en el sorprendente ambiente de un anchísimo valle; todo se redujo a lomas.

Estuvimos en Santo Domingo de los Colorados, y alrededores. Estamos a la entrada del pueblo siguiente, El Carmen, para pasar la noche.

En Santo Domingo de los Colorados, y alrededores, nos dedicamos a una búsqueda, primero esperanzada, por la fama de nuestro objetivo, luego desanimada, por su infructuosidad, luego meticulosa, por pura terquedad, y >>>>>>>>