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Estamos parados, y no muy lejos de Otavalo; y en un lugar de cierto significado, porque comprime, como en un símbolo, varias décadas de mejoramiento, de ingeniería vial en general, y de las carreteras de Ecuador en particular, en un lugar donde se tocan dos mundos viales, el antiguo camino, angosto, empedrado, que tenía que sacudirles el alma a los viajeros, y la moderna carretera, bien trazada y bien asfaltada, abierta, hace dieciocho años, en reemplazo del viejo empedrado. Al anochecer, nos correremos hasta el ecuador, el paralelo cero, la línea equinoccial, donde, salvo imprevistos, pasaremos la noche.



Primer paso por esta línea en esta Expedición

Y nos corrimos. Estamos en el "Medio del Mundo" - según reza la literatura turística; por lo menos en el medio de la Tierra. No hubo sorpresas negativas en el lugar; al contrario, hay una linda explanada baldía a un costado del pequeño monumento que marca la Línea, y vamos, pues, a pernoctar aquí.



Monumento del ecuador en Ecuador

Una sorpresa tuvimos en camino hacia acá: en la distancia relativamente corta a recorrer, nos topamos con dos retenes, uno de policía y uno de aduana; después de todos los retenes, de varios tipos, con los cuales ya tropezamos desde que apenas cruzamos la frontera, estos dos últimos son la proverbial gota de agua que hace rebosar el vaso; nos encontramos ante la ineludible realidad - y muy lamentable para nosotros, porque habíamos empezado nuestro contacto con Ecuador en un espíritu positivo - de que, en Ecuador, hay la misma ingerencia oficial e inexplicable que en Colombia, con la agravante de que, en Colombia, quizás se podía explicar por la delincuencia confesada y la guerrilla, mientras que, en Ecuador, realmente no pensábamos, por lo que sabemos hasta ahora, que semejantes trabas fuesen necesarias. De todos modos, estamos aquí, en el ecuador mismo, preparándonos para pernoctar.

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Hoy, domingo, vamos a pasar todo el día aquí; naturalmente, trabajando, trabajando - y trabajando.

Anoche, nos dedicamos a nuestra habitual exploración de las ondas radiofónicas. Había más programas hablados que musicales. Entre los musicales, no hubo ninguno clásico. Sí, hubo el lujo, en mucho tiempo, de un noticiario de corte internacional:

­Þ en Bolivia, hay huelga general; en cuestión de días, se agotará la nafta - no queremos pensar qué sería de nosotros si ocurriese lo mismo durante nuestros andares por el país del altiplano;

­Þ en Colombia, hubo fumigación por helicópteros de la zona entre la sierra Nevada de Santa Marta y el mar Caribe para destruir plantaciones de marijuana por medio de defoliantes que son conocidos como dañinos, para la salud humana en particular, y la ecología en general - por lo menos un peligro que evitamos;