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noticia deportiva, entre las muchas, sí nos interesó: habrá un partido de balompié en el Perú el domingo venidero, y lo interpretamos como que no todo puede ser tan mal en un país donde habrá un partido de fútbol el domingo venidero.

Por otra parte, no entendemos el curioso internacionalismo del mundo de los deportes. ¿Por qué todos los últimos chismes de Boston, de Baltimore, y ni una palabra, un árido vacío, silencio, en cuanto a los muchos intereses deportivos en muchas otras partes del planeta y de la familia humana? Curiosa ceguera política en la hermandad de los deportes.

Luego, echamos a andar ... pero no hacia Tierradentro, por lo menos no directamente.


En camino; niña llevando bolsa a la usanza local

Primero, fuimos, otra vez, a la plaza de San José de Isnos para ver otra vez su estatua del alter-ego, y fuimos, otra vez, al Alto de las Piedras para observar otra vez su estatua del alter-ego. Sí; no hay duda, la estatua de la plaza de Isnos no es auténtica, como habíamos creído ayer que era, sin detenernos en una inspección más clínica; hoy, vimos claramente la diferencia entre el acabado de la estatua de Isnos, con sus obvias marcas cortadas y punzadas de una herramienta de metal, y el acabado de la estatua de Alto de las Piedras, con sus detalles suavemente redondeados y terminados por el trabajo de piedra sobre piedra - el único conocido por los paraborígenes; por lo menos así se cuenta.

Hablando de autenticidad y de falsificación, nos enteramos de que, para diferenciar entre cerámica precolonense auténtica y cerámica precolonense falsa, una manera es mojar la pieza: si la cerámica chupa la humedad, es falsa, si queda mojada, es auténtica - dictamen que nosotros cambiamos, basándonos en el ingenio de los falsificadores de esmeraldas, de la siguiente manera: si la cerámica chupa, es falsa, si no chupa, puede ser verdadera, pero también podría ser falsa porque qué impide que un falsificador moderno trate su cerámica de modo a impermeabilizarla.

Luego, vino el viaje a Tierradentro, viaje del cual nos estamos reponiendo paulatinamente, micrófono en mano.

Para darle su justa descripción, hay que exhumar, como base, la descripción del viaje de Chiquinquirá a Muzo, y agregarle que este camino, a más de las piedras, está, en partes, lleno de pozos, agregando brincos tremendos a las sacudidas de las piedras; y agregarle que este camino, en largas extensiones, es a la vez de pura cornisa y de un ancho de un vehículo-y-cuarto o un vehículo-y-medio, a veces, de un solo vehículo, y sin embargo con tráfico en ambas direcciones. Así que manejar para Tierradentro no es solamente, ir cambiando permanentemente las velocidades de primera a segunda y viceversa, estar pendiente de lo que pueda surgir detrás de cada curva, cuidar que uno no se vaya al precipicio, aguantarse las sacudidas y los brincos, sino también, preocuparse, permanentemente y por anticipado, según la línea de visibilidad lo permita, de qué tráfico en sentido contrario se encontrará dónde, y de cómo >>>>>>>>