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Estamos en el pequeño pueblito de Aratoca, anidado en la punta de un cerro, pero dominado, a su vez, por las grandes faldas de la cordillera de los Andes, el primer pueblito atractivo, simpático y con personalidad propia que encontramos en Colombia; se ve en seguida que no es una urbanización rápida moderna para tratar de dar un techo a la creciente marea humana.

De Bucaramanga a Aratoca, corresponden dos anotaciones; y es recién ahora que las podemos hacer, por razones obvias.

A poco tiempo de dejar Bucaramanga, más exactamente desde el pueblo de Pie de Cuesta hacia el sur, a la vez, tuvimos que luchar con, y pudimos disfrutar de, una topografía que nos hizo pensar, en sucesión, a veces al mismo tiempo, en México, en Yukon cerca de su frontera con Alaska, y en el desfiladero del río Frazer en British Columbia, un panorama impresionante por derecho propio, y más impresionante todavía después del ambiente tropical que fue el ambiente nuestro durante todas estas últimas semanas.

Y llegamos a la altitud, que ya ni se presta a chistes, de 1.800 metros; un beneficio climático del cual nadie se quejó.

Aquí, en Aratoca, estamos a una altitud algo menor, pero estamos todavía bien por encima de los loros y de las garzas de las llanuras intertropales; no hay más humedad, no hay más pesadez, y ahora, al anochecer, hasta hay frescura en el aire. Qué diferencia entre la vida de la gente en este ambiente y la vida de la gente en el ambiente tropical; uno se pregunta por qué la gente de las llanuras intertropales se aguanta su condición y no se busca ambientes más humanos, ya que los hay.



Pueblo de Aratoca, y ruta

Vamos a pasar una noche como ya no nos acordamos cuándo la pasamos por última vez. Božka, con su asquerosa memoria para los detalles, interviene con autoridad para aclarar que éste va a ser el primer alivio después de una serie ininterrumpida de 70 días y 58 noches de calor sudoroso - ya que hay que exceptuar las noches que pasamos en los hoteles a la espera de nuestro vehículo.

Y según nuestra nueva costumbre, vamos a pasar la noche aquí, dentro del pueblo.

Ultima anotación antes de dormir. En este pueblito, la gente parece tener la costumbre de pasear con sus chanchos en una correa como si fueran perros.

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Así que la mínima de esta noche fue de 13 grados, notablemente fría, después de habernos adaptado a los calores anteriores; y pensar que 0 grado, cuando bajábamos del Artico con sus 30 y 40 bajo cero, ya nos parecía un calorcito primaveral.