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En el mercado, compramos cosas de circunstancia, como ser vinagre de banana.

En el renglón de lo abstracto, el interés de Limón es que aquí también - cuando era aún el pueblo paraborigen de Cariari - Colón dejó sus pisadas; se dice que reparando, 17 días, sus naves.

Y fue aquí que Colón, basándose en evidencias circunstanciales y sin fundamento, llamó esta costa, Costa Rica; empero, como ya mencionado, fue la suerte de Costa Rica de no haber tenido riquezas robables, evitándose así la creación de las habituales sociedades coloniales de exacción en cadena.

Decidimos llegar hasta el pueblo de Cahuita, a unos 40 kilómetros de Limón, a lo largo de la costa.

A nuestra izquierda, por entre los cocoteros, vemos la blanca espuma del olaje del Atlántico. Como dice Božka, tuvimos que venir al Atlántico para ver un cuadro típico de las islas del Pacífico.

Es fácil imaginarnos ver, por entre los cocoteros, las carabelas de Colón, explorando, navegando, de Honduras y desde antes, hacia Panamá y más allá.



Costa cerca de Puerto Limón

La carretera se apartó del mar. Estamos pasando por una plantación de bananos, con cada racimo envuelto en un bolsa de plástico perforado, de color azulado.

Llegamos a Cahuita.

En Cahuita hay, en teoría, un arrecife de coral. El arrecife existe, pero pronto descubrimos que, si bien el parque nacional que protege el arrecife empieza en Cahuita, el arrecife está más bien cerca de Puerto Vargas, a unos kilómetros más al sur por la costa. Naturalmente, dicho Puerto Vargas no es un puerto de ninguna manera sino un paraje en la costa que por alguna razón de conformación se llamó así.

Los últimos tres kilómetros de desvío llevando a dicho paraje pasan por una verdadera selva tropical, con una maraña de vegetación que no deja pasar el Sol y que no dejaría pasar una persona salvo con machete en la mano, siempre que a un tal aventurero no le moleste arrastrarse por aguas estancadas y terreno barroso por entre la vegetación. En la penumbra, vimos el contraste de flores puntiagudas de un rojo vívido, de las cuales, no sabemos el nombre pero sabemos que son hermosísimas.



Las flores

En el paraje Puerto Vargas, aprendimos que, lamentablemente para nosotros, los fuertes vientos de lluvias de anoche aquí enturbiaron el mar, vale decir que no se puede ver el arrecife de coral y que, suponiendo que el tiempo quedase bueno ahora, tardaría por lo menos dos días para que las aguas aclaren. Por lo menos, recogimos en la playa pedazos de coral traídos por el mar; unos, de >>>>>>>>