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La contaminación ambiental en Guatemala, comparada con la de México, es realmente mínima; pero, individualmente, hay camiones y autobuses asfixiándolo a uno de a poco.

Basurales, felizmente, otra vez no hay; parece que los que vimos fueron una excepción.

Recién pasamos por el pueblo de Chiquimura. Hay grandes y macizas ruinas sísmicas de una gran iglesia y de edificios anexos coloniales, que harían honor a Antigua.

Desde Ciudad Guatemala, han desaparecido por completo los atractivos atavíos paraborígenes. Ahora, hay solamente las habituales vestiduras para cubrir la desnudez.

Bueno, ya está; después de un viaje sin novedades - y 45 kilómetros de camino de tierra que nos llevaron por lo menos dos horas - estamos en Honduras.

El paso de la frontera, tanto la salida de Guatemala como la entrada a Honduras, se efectuó sin problemas - lo que no quiere decir sin formalidades y sin pérdida de tiempo, y sin gastos.

Es simplemente increíble que haga falta seis diferentes empleados llenando, uno tras el otro, seis diferentes formularios, todos éstos con por lo menos 80/oo de la información ya tomada por cada uno de los demás empleados; ah, y nos olvidábamos el empleado que fumiga el vehículo para impedir la transmisión de ciertas enfermedades - así que van siete empleados en sucesión; y naturalmente, cada uno de estos dignos funcionarios cobra su derechito, el importe final y total siendo bastante substancial. Si hubiésemos tenido que pagar semejantes sumas cada vez que entramos a, o salimos de, Vespuccia o Canadá, nos hubiera costado una pequeña fortuna.

De todos modos, el trámite de salida de Guatemala tardó media hora, y el trámite de entrada a Honduras tardó una hora, todo, muy amable y sin problemas.

Y estamos, pues, luchando por un pésimo camino, angosto, pedregoso, sinuoso, hacia las ruinas de Copán. Pero, no nos podemos quejar del camino, porque, después de todo, estamos entrando a Honduras, se podría decir, por la puerta de atrás, porque no quisimos pasar por la ruta asfaltada, demasiado cercana a El Salvador, por los pueblos de Esquipulas y Nueva Ocotepeque.

Quizás no sea justo tener primeras impresiones de Honduras ahora, porque el tiempo está gris; está lloviznando; pero la primera impresión es - gris. La topografía es serrana, sin duda, pero, después de México, del oeste de Guatemala, sin mucha distinción, y cada vez más mediocre; la indumentaria paraborigen ya no existe; la gente no parece ser tan exuberante, si bien es siempre muy amable y amistosa cuando le hablamos; las chozas mismas parecen más severas que las de Guatemala; veremos cuando haya Sol.



Primera vista de Honduras