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rocío, con el Sol apenas emergiendo de detrás del horizonte, estábamos descubriendo las ruinas de la ex-capital cacchiquel, y de la posterior ex-capital guatemalteca.

Estas ruinas, más que las anteriores que vimos, parecen estar impregnadas todavía por la presencia y actividad humanas. No es que haya gran cosa en altura por encima del suelo, pero las fundaciones que quedan son múltiples y conforman un verdadero núcleo urbano, con una plaza central y varios pasos hacia las varias fundaciones, siendo las varias fundaciones no solamente simples plataformas para algún edificio desaparecido sino también paredes delineando aposentos interiores.



Las ruinas

Así fue nuestra visita a la última capital de los Cacchiqueles, destruida por Pedro de Alvarado en 1524, y la primera capital del Guatemala colonial - a no confundir con el ya referido Gonzalo de Alvarado quien asedió y destruyó Zaculeu de los Mams en 1525.

Para llegar a Iximché hubo que pasar por el pueblo de Tecpán.

Hasta hace ocho años atrás, Tecpán era conocido por derecho propio; por su iglesia, con el altar mayor hecho de plata, pilares de madera tallada y un lindo cielorraso; lamentablemente, de la iglesia no queda nada, apenas las cuatro paredes externas, destruida que fue por el gran terremoto que ocurrió justamente hará ocho años, mañana.  La vimos por dentro; está totalmente vacía; no tiene techo; la están reconstruyendo de a poquito; el altar de plata, o mejor dicho los pedazos del altar de plata, están guardados en un lugar seguro hasta que se pueda rededicar este templo.

En realidad, dicho terremoto fue una tragedia nacional. Dentro de la confusión que suele acompañar estas catástrofes, como orden de magnitud, hubo entre 20.000 y 23.000 muertos, entre 74.000 y 77.000 heridos, y algo de un millón sin techo, de una población de seis millones. Y en el mes siguiente, hubo 1.315 temblores segundarios, cuando en Guatemala hay "solamente" entre 300 y 500 temblores varios por año.

Cuando pasamos por Tecpán, tempranito a la mañana, para ir a las ruinas de Iximché, la plaza central estaba todavía cubierta de los desechos de la feria del día anterior; cuando, ahora, regresamos a la plaza, volviendo de las ruinas, ya está limpita, y todo, sin la intervención de algún mastodonte mecanizado haciendo ruido, tragándose combustible, echando humo al aire, sino con la simple y eficiente intervención de tres escobillones hechos de ramas de árbol, según podemos ver en los últimos detalles de limpieza.

A la entrada del pueblo, hay un cartel indicando la altitud sobre el nivel del mar; para nuestro asombro, está indicada en pies; lo que nos hace acordar de que la nafta, aquí en Guatemala, se vende por galón, no por litro; parece más y más que todo está bajo la sombra de Vespuccia y de sus costumbres medievales.

Hablando de nafta, ya nos paramos en varias estaciones para averiguar qué octanaje tiene la común y la extra; nadie supo informarnos, y a todo el mundo >>>>>>>>