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En Que(t)zaltenango, hay una iglesia de los tiempos coloniales que fue partida por su mitad por un terremoto a principios de este siglo: la fachada está todavía en pie pero separada de lo que queda del cuerpo principal del templo; lo que queda de la nave está en servicio en el estado en el cual se encuentra, con tan sólo una oclusión frontal de emergencia.

Adentro, en un altar lateral, se celebraba un servicio religioso al cual todo el mundo estaba bienvenido y en el cual todo el mundo estaba muy atento y silencioso, inclusive los perros.

Una idea novedosa y particular que tiene este pueblo, como ideas locales que vimos en otros pueblos, es que todos sus postes de luz en la vía pública están pintados con un motivo de flores para amenizar lo que, de otra manera, sería cemento blanco; también hay una expresiva estatua de Tecum Umán - o Tecún Umán.

Ah sí, el nombre paraborigen original de Que(t)zaltenango es Xelajú, que todavía también se utiliza, según pudimos comprobarlo.

Lo que resultó de mucho interés es un pueblo a la entrada de Que(t)zaltenango-Xelajú, el pueblo de Salcajá.

Con sólo pasar por sus calles estrechas, parece dormido, para no decir muerto; pero comprobamos que, detrás de cada puerta, el interior de cada casa es una colmena de actividad donde la familia entera trabaja con telares manuales las telas que vemos alrededor de las caderas de las paraborígenes a modo de polleras, telas de fama hasta internacional.

Tuvimos la suerte de visitar dos tales hogares-tejedurías, donde las camas y los telares a mano se llevan bien dentro de las mismas habitaciones.



Un tal telar casero

Lo que más nos fascinó - y que no estamos seguros que entendemos plenamente - es que, al estirar los hilos que formarán el largo de la tela, cada hilo ya está teñido de tal manera que, cuando se colocan los hilos unos al lado de los otros, las partes teñidas de cada hilo, juntamente con las partes teñidas de los demás hilos, ya forman un dibujo.

Nos explicaron que empiezan con hilado de un color básico, le hacen ataduras a intervalos pre-calculados, tiñen el hilo, de otro color a elección, sacan las ataduras y tienen un hilo con alternaciones de color original y del color teñido, en lugares pre-calculados. El principio es fácil, pero todavía no nos entra en la cabeza cómo lo pueden llevar a la práctica con tanta precisión.

De todos modos, ya no consideramos telas hechas en telares a mano - o por lo menos estas telas hechas en telares a mano - como artesanía sino como una creación altamente técnica y respetable.

Nos compramos un pedazo de tela que uno de los artesanos estaba tejiendo en el telar; tuvo que cortarlo de ahí mismo.  Siempre nos gusta más un objeto sin >>>>>>>>