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También, en una superficie menor de una de las paredes de la cueva, vimos una cantidad de figuras talladas en la piedra, en forma quizás de herraduras; también vimos un dibujo de un venado y de un pez grande, pero estos dos nos parecieron más bien vandalismos recientes, por encima de los dibujos antiguos.

Y antiguos son: se calcula que serían vestigios de pueblos desaparecidos ya antes de la invasión europea; los pueblos presentes, cuando la invasión, no tenían cultura ni tradición ni conceptos abstractos.

Por otra parte, qué ubicación de privilegio, esta cueva en este hermoso y majestuoso cañón.

Con nuestra misión cumplida, regresamos al rancho y a nuestro vehículo, y luego, sin omitir ni un salto ni una sacudida, casi siempre en baja y un poquito en primera, a este empalme de asfalto.

Nos íbamos a olvidar. A los dos niños de uno de los guías, de tres años y cinco años, les dimos una manzana a cada uno; ¡cómo supieron, a pesar de su corta edad, agradecer de manera clara y educada, sin que nadie haya tenido que insinuárselo; qué educación detrás de estas dos caras sucias que daba miedo, en el medio de este desierto!



Dos de los guías, el uno con su familia

Nos preguntamos cómo es que, con tanta gente inventando tantas maneras de ganar dinero, a nadie se le ocurrió todavía la idea de una gira por los puntos salientes de Baja California - incluyendo ciertas pinturas rupestres - en helicóptero.

Hablando de desierto, ya tuvimos suficiente contacto con su ambiente como para haber aprendido varias cosas.

La implacable presencia de toda clase de espinas, desde microscópicas y sumamente quebradizas hasta increíblemente largas, increíblemente duras, increíblemente puntiagudas, y todas, siempre listas para clavarse en cualquier cosa que se descuide; y una vez plantadas en la piel, no es fácil sacarlas porque, las pequeñas se quiebran, de manera que siempre queda una parte dentro de la piel, y las grandes deben de tener rebarbas microscópicas porque, cuando uno trata de sacarlas, no salen, estiran la piel hacia afuera, y hay que sacarlas con una sacudida abrupta sin preocuparse de la dermis. Además, las espinas grandes atraviesan el cuero de los zapatos como manteca; y hay que cuidar que no perforen los neumáticos, aun con el espesor de goma que los nuestros tienen.

La estructura interna de los cactos es interesante. Adentro de su cuerpo verde, tienen un esqueleto de madera, o por lo menos lignoso; según lo que vimos, los cactos grandes tienen una red circular, un haz, de varillas longitudinales, los cactos chicos tienen como un tubo con perforaciones.

Parece que ésta no es la época de los escorpiones ni de serpientes, y nosotros no vimos ninguno, pero por la duda, siempre nos fijamos muy bien.  Por la duda >>>>>>>>