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una función, con la consiguiente intrusión de la mentalidad cirquense de la audiencia especializada en óperas, cada aria pareciendo un pedazo de carne tirado en la jaula de bestias rugiendo de hambre y deleite.

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Otra noche pasada en una calle tranquila. Parece que tenemos suerte con nuestros dormitorios en San Diego.

Hoy, nos pasamos el día nuevamente con trabajos de escritorio; salvo que fuimos a ver lo que, en mapas, figura como la ciudad vieja de San Diego, y que, en la realidad, es una miserable mediocridad para turistas sin discernimiento.

Lo que sigue despertando nuestro interés es la maraña de autopistas y de sus intercambiadores; con trechos elevados largos acercándose, alejándose, bifurcando, todo en el aire, a veces a una altura lo suficientemente considerable como para dar paso a otras autopistas por debajo. Debe de ser bastante impresionante todo ello, para tanto llamar nuestra atención ahora, justito en la última ciudad de Vespuccia, después de haber recorrido unos 70.000 kilómetros en Vespuccia y Canadá.

Nos preguntamos qué quedará de todo ello dentro de 2.000 años, 5.000, 8.000, años. ¿Habrá turistas admirando o ridiculizando nuestra manera de vivir prehistórica?

Además, vimos en el barrio pobre de San Diego, entiéndase de los Hispanos, o sea mayormente Mexicanos, una utilización de los pilares de las autopistas elevadas que nunca vimos en otra parte de Vespuccia, o en Canadá, o sea como áreas para grandes murales - no de gran fuerza de expresión, sin embargo una sorpresa muy agradable, en la sucesión de cuadros, en pilar tras pilar, tras pilar.


Los murales

La contaminación del aire es algo tremendo.

En un vistazo accidental a un diario de hoy, vimos la columna de avisos varios; con una gran cantidad de anuncios de abogados para divorcios casi al instante - uno, ofrece divorcio en 24 horas; pero, sobre todo, con anuncios de abogados para casos de manejo de vehículo bajo la influencia de intoxicación alcohólica.

El alcoholismo es un problema tan serio en este país que existe hasta en las escuelas - y no entre los maestros solamente, sino hasta entre los niños. El otro día, justamente, el presidente de Vespuccia urgió públicamente las autoridades de los varios estados a que tomen medidas para combatir la gran incidencia de accidentes fatales por manejo en estado de ebriedad.

Es increíble que impere semejante situación en un país donde comprar vino no es ir al almacén de la esquina, sino toda una expedición a un negocio >>>>>>>>>>>>>>>>